Los relatos de pescadores hacen referencia que la Gran Anaconda es la madre de todas las aguas de la Amazonía.
Hace sus apariciones cuando el río merma y produce remolinos en el medio del río.
Se cuenta que la Yacumama protege a la selva de forasteros y personas que vienen a deforestar sus árboles y cazar sin medir las consecuencias al ambiente.
Cuando una embarcación se adentra a la selva y empieza a capturar especies de monos y aves con fines de comercio, la Yacumama oye sus silbidos y cantos y acude a rescatar a los animalitos, secuestrando a los tripulantes y provoca fuertes tormentas de lluvia y neblina hasta que el barco se ancle a la orilla.

Historia de la Yacumama
Un hombre había trabajado muchos años en la cuenca del río Putumayo y decide regresar a Iquitos en un bote, trayendo maderas y ganado en una pequeña balsa. Al caer tarde se desató una tempestad, y sus ayudantes indígenas le dijeron que seguro era la Yacumama, y que lo mejor era orillarse y esperar a que pase la tormenta.
El hombre decidió seguir navegando, a pesar de las dificultades. De pronto se dieron cuenta que se encontraban dentro de un remolino en medio del río, y esto amenazaba con hundir el bote. Los tripulantes echaron comida y aguardiente al río para tratar de calmar a la Yacumama, y por suerte lograron escapar.
Los sirvientes insistieron en detener el viaje, pero el hombre no hizo caso y quiso continuar.
Más adelante la tormenta empeoró y los vientos se hicieron más fuertes y una densa neblina azul cubrió las aguas del río impidiendo ver los troncos y plantas caídas que arrastraba la corriente.
Luego un fuerte oleaje azotó la embarcación contra la orilla, quedando atrapados entre ramas y raíces de un viejo árbol. Asustados pudieron ver en el medio del río una gigantesca anaconda de ojos rojos subiendo y bajando del río, salpicando y creando enormes remolinos.
Al llegar la madrugada se calmó la tormenta y pudieron constar que su mercadería y ganado se había perdido durante la tempestad. Los criados y su patrón lloraron y se lamentaron por la mala suerte que les tocó pasar, y juraron nunca volver a subestimar el poder místico de la Yacumama.
Según cuentan los ribereños, últimamente la Yacumama se ha alejado de los ríos y lagos porque ha aumentado el tráfico de transporte fluvial, pero que en cualquier momento hará su aparición y que los navegantes deben estar preparados y orillar sus botes en las tempestades para evitar pérdidas de valor.
La leyenda de la Yacumama

