En medio del bosque vivían tres hermanos con sus padres. Cierto día ellos salieron a cazar animales dejando a sus hijos solos en casa, bajo el cuidado del hermano mayor. Los niños extrañaban a sus padres, por lo que, aprovechando que su hermano mayor se quedó dormido, salieron rumbo al bosque en busca de sus padres.

Avanzaron por senderos y trochas angostas, hasta que cayó la noche y los dos niños estaban perdidos en medio de la espesa jungla. Empezaron a llorar de hambre y desesperación, y el cansancio también se había apoderado de ellos. Lloraban y pedían que su mamá estuviera para auxiliarlos. Entonces el espíritu del bosque al ver a los dos pequeños desprotegidos, sintió compasión y los convirtió en pequeñas aves para que vuelen de regreso a su casa.

Al llegar a casa se enteraron que su madre murió de tristeza al darse cuenta de la pérdida de sus dos hijos. Desde ese día los hermanitos vuelan por la selva emitiendo su canto que suena como un lamento «ayaymama» en alusión al pésame de su madre.